Magia es tratar de no morderse las uñas en el trayecto, agarrarse al asiento delantero del bus en ese menester.
Es notar mariposas en el estómago mientras recorres el camino que queda a pie.
Al llegar, que te abra la puerta, te sonría y abra los brazos, mostrando el hueco que te tiene reservado.
Tratar de esconder tu rubor en su cuello, pero que te tome el rostro y te acerque para besarte.
Y luego acaricie tus caderas, tu espalda, tu cuello, tu pelo y susurre: "Qué guapa vienes hoy", sacándote una estúpida sonrisa.
Magia es pasear y que su mano busque tu cintura.
Que, al rato, tome la tuya y con la otra acaricie con las yemas tu piel, haciendo que se te erice el vello.
Que un contacto visual baste para que te robe un pequeño beso, seguido de una sonrisa.
Que cuando tus amigos se hagan notar, te abrace más todavía.
Que en la piscina, te acerque hacia él y te susurre un "te quiero".
Magia es despertar y descubrir su rostro a escasos centímetros del tuyo, plácido, con su mano en tu espalda como si te atrajese hacia sí mismo.
Hipnotizarte con su pausada respiración y no poder aguantar acariciar su mejilla.
Y al rato, que despierte, te mire con sus ojos verdes entornados y se tome su tiempo para explorar en los tuyos.
Mover la mano de tu espalda lentamente hasta tu pelo, reírse de tus reacciones hacia los cosquilleos.
Susurrar "tonta" y besar tus labios con la delicadeza de alguien que se toma su tiempo. Y no una, si no varias veces.
Y entre beso y beso, una sonrisa. Mágica.
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